viernes, junio 20, 2008

Hotel Nacional de Cuba

Acabo de encontrar en mi PC este artículo que hizo el SR.Homero Gómez Valdés, escritor mexicano que se hospedó en el Hotel Nacional de Cuba, donde trabajo desde hace ya 12 años. Tuvo la delicadeza de enviármelo y quiero compartirlo con ustedes. ¡Que gran satisfacción siento cuando compruebo lo feliz que se marchan de este bello salón las personas al escuchar mi música. Gracias SR.Homero por tan linda opinión. Anita

Una noche tropical
por Homero Gómez Valdés
Este día, estoy escuchando el piano de Ana Martín. La melodiosa alegría de su interpretación me hizo evocar esas noches de La Habana en que la conocí. Por pura suerte fuimos de los desviados del hotel al que estábamos destinados debido a una falla en el aire acondicionado y ¡Zaz! Que nos mandan al Nacional, que representa al hotel insignia de La Habana. En este edificio en que la presencia de grandes personajes tanto de la política mundial como de la farándula son evocados con orgullo, se encuentra un restaurante símbolo de lujo y magnificencia.La noche era apacible, la compañía espléndida, el entorno deslumbrante con las arañas y candiles, la cena opípara y el vinillo perfumado y excelente. En medio del degustar de los momentos y los manjares que eran atendidos con perfecta organización por el maitre y los meseros, empezó la música: Desde la primera pieza captó mi atención la melodía y no pude más que irme hasta detrás de la partitura para ver que esa interpretación no sólo tenía la mejor técnica sino que el alma que reflejaba la sublimaban en el arte.Las oportunidades de apreciar interpretaciones le permiten a uno tener un poco de gusto y así poder hacer una clasificación de los interpretes: Los hay con una perfección en la técnica pero que tocan una música sin alma, los hay entusiastas que hacen ruido y lo comercian en bodas y fiestas en los que no permiten con su estridencia lo más importante que es el convivio de los asistentes y que lo hacen a uno retirarse temprano para no perder el tímpano restante, los hay aquellos que sin tener la técnica sobresalen sobre los otros por la pasión y estilo con que manejan lo que tocan y por supuesto, hay esas raras perlas que cuando tocan poseen el dominio de la técnica y además ponen el alma y la pasión en la interpretación que hacen sentir la vida por medio de la música. En estas últimas se puede considerar a Ana Martín. Ana, al ver que hacía vibrar lo más intimo de mi ser con su piano, o tal vez solamente dentro de su papel de anfitriona, se acercó a platicar a nuestra mesa brindándome la preferencia de su atención. En la charla nos habló de su esposo también pianista y del grupo que la acompañaba y así nos fuimos adentrando en una intimidad de orgullos de la que nos hacía partícipes, nos habló de su padre quien es cronista deportivo y al que no fue posible entrevistar debido a que andaba con la "liga" de béisbol allá por el sur de La Isla.Cuando se dio cuenta de que se hablaba de los nombres de las piezas y sus autores que había interpretado tanto en lo clásico como en esas canciones de antaño que por su riqueza perduran siempre, le salió una lucecita en su mirada y volviendo al piano nos hizo permanecer mucho rato con el alma suspendida en el paraíso."Noche tropical, cálida y sensual..."Noches inolvidables en La Habana, El Nacional y Ana Martín.

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