domingo, julio 25, 2010

Ana Martin en concierto.Guayaquil.Ecuador.15 de julio del 2010.















Ana Martin
Ana Maria Vargas.Directora del centro de arte y Sofia Nieto.





Un concierto íntimo, y coloquial.Una experiencia maravillosa al comprobar una ves mas que" Mientras mas nacional seas , mas universal serás", como siempre dijo nuestro poeta nacional Nicolás Guillen.
Que satisfacción se siente al ver un público extranjero disfrutar con la música cubana y quedé aún mas impresionada al poder contar con el acompañamiento musical de mi gran amiga y hermana Chelo Vargas de Matamoros que tocó magistralmente las maracas y las claves al igual que su hermano el Dr. Manuel Vargas que tocó el bongo. Dos ecuatorianos que tocan la percusión cubana como si fueran nacidos y criados aquí.
Los artistas invitados fueron: El afamado flautista Carlos Prado y la jóven cantante Sofia Nieto que interpretaron obras de mi propia autoria como "El caribe y yo" y ¡Ay, chico , pero Pastor!,así como también las antológicas piezas de Miguel Matamoros "Lágrimas negras" , "Drume Negrita" de Eliseo Grenet y"Veinte Años"de Maria Teresa Vera.Pude contar con la presencia de el percusionista Chucho de Cuba tocando también las maracas y las claves.
Fue una noche llena de muestras de agradecimiento y cariño por la música que les entregué, porque disfrutaron de mis anécdotas y entendieron perfectamente cual es mi mensaje, el de brindarle amor y paz a todo el que me escuche.



miércoles, julio 07, 2010

Un concierto en dos tiempos










Su piano se fusiona con

las voces

formando un todo indivisible. Fotos: Jesús Risquet Bueno

El Teatro Cubano del Museo de Bellas Artes se vistió de lujo con Ana Martin, “de todo corazón”

Jesús Risquet Bueno

Entre apoteósicos aplausos, algunas lágrimas de emoción y el homenaje a la vida de Madre Teresa de calcuta culminó el concierto, que este fin de semana nos trajo en su regreso, como parte de los espectáculos musicales que ofrece el recinto cultural de Bellas Artes, la talentosa pianista y compositora cubana Ana Martin.

Bajo el sugerente título de En dos tiempos, de todo corazón, la artista, los músicos y sus invitados deleitaron a un exigente auditorio que concurrió a disfrutar de las creaciones de la Martin unidas a las de grandes compositores de todos los tiempos como son Eduardo Sánchez de Fuentes, Sindo Garay, Manuel Corona, Consuelo Velázquez, Armando Orefiche, Ernesto Lecuona, Eliseo Grenet, María Grever, Alberto Cortés sumadas a la poesía de Nicolás Guillén y Facundo Cabral.

Se inició el jubileo con la magistral y certera conducción de Marialina Grau, musa del verbo y las palabras, seguida de las interesantes muestras del inagotable repertorio de la creación musical de Ana Martin: Verde, Reflexión, Sr.Cortesía, Remebranzas y Tras el horizonte, esa pieza de gran fuerza rítmica y pegajosa línea melódica, donde el piano se fusiona con la mágica flauta de Iya Mezenova y la percusión sencilla, para conseguir un efecto musical inigualable.

Zapateo 1 inspirada en el zapateo cubano, ese género bailable de ambiente campesino, descendiente del zapateo andaluz, logró un resultado sensacional y no pocos se resistieron a llevar el ritmo moviendo un pie en su luneta o con un ligero movimiento de cabeza. Es que esta obra mientras es interpretada da idea de la ejecución del baile.

Aunque se dice que el zapateo cubano tuvo su esplendor en el siglo XIX podemos decir sin temor a equivocarnos que Ana lo revive en pleno siglo XXI de una manera muy original.

Las interpretaciones de sus invitados estuvieron a cargo de jóvenes vocalistas quienes expresaron la pasión por el piano que día a día alimenta la ejecutante unida a sus voces frescas y melodiosas.

Niurka Ribeaux nos ofreció interpretaciones, limpias y serenas, mostrando una voz fresca, sin estridencias, y ejemplar articulación, que permitió captar toda la intención anímica de las canciones, como lo fue en esa pequeña joya que constituye Perla Marina de Sindo Garay, acompañada de la guitarra de Idalberto Valdés cuyo desempeño puso de manifiesto la comunión de este con su instrumento y la intérprete dándole un gran sentido y expresión, a ese clásico musical cubano.

El maestro Carlos Ruiz de la Tejera nos sorprendió con la interpretación de la simpática Messié Julián inspirado en el estilo de Bola de Nieve, la interpretación de Allá en el batey de Lecuona y el siempre antológico Vals del minuto, que tantas risas y aplausos consigue, este declamador, capaz de alcanzar niveles de una imaginación, sensibilidad e intimismo sorprendentes.

Jesús del Valle (Tatica) nos regaló una sobria e impresionante Alma mía de la Greever que nos dejó con deseos de escucharle otra vez.

No es una novedad el precioso registro en el que Verónica Velázquez y Omar Amet desgranan con exquisita musicalidad una cuidada selección de canciones de Ana Martin, todas dulzura y sentimiento; entre ellas Un tema para dos y En busca de tu ser, dos de las más bellas y de más honda expresión de todo el repertorio de esta fructífera compositora.

Las danzas cubanas son breves piezas muy atractivas, en las que la melodía se desliza con una sensualidad y gracia especiales, como si fueran interpretadas sin precipitación, donde el piano interviene con ingeniosos acordes en contrapunto con el canto.

Así lo apreciamos en la ejecución de Ay chico, pero Pastor, una interpretación modélica de Verónica Velázquez que se destaca entre tantas otras de su género.

Omar Amet posee una voz muy lírica, adecuada por su flexibilidad, que canta con muy buen gusto, interpretando los textos con una gran riqueza de matices e inflexiones que extraen todo el sentido musical latente en estas inspiradísimas canciones tanto de Ana Martin como de esos clásicos de la música cubana. Corazón de Sánchez de Fuentes fue una exacta muestra de ello.

La Orquesta de Cámara, conformada por alumnos del Conservatorio Guillermo Tomás, y músicos de distintas agrupaciones, estuvo compuesta por la sonoridad de violines, violas, chelos, contrabajo, flauta, oboe, clarinete, trompa, batería y percusión en general.

Un momento de sublime gozo fue la actuación de la pequeña Brenda con su violín, como solista, junto a la Orquesta de Cámara y la prestigiosa pianista.

De lujo este concierto, el cual hace que nos resulte innegable la idea de que una buena parte del cerebro de Ana Martin es toda música, para placer nuestro. La fluidez de la inspiración, el dominio de su instrumento, la capacidad para realizar arreglos y dirección orquestal nos lo dejan bien patentizado.

Una vez más, como ya empieza a hacerse habitual, el espectáculo contó con la dirección artística de Henry Gutiérrez y la siempre eficiente gestión de municipio de La Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad.

Gracias Ana por darnos tanto amor, entrega y placer con tu música de todo corazón, en dos tiempos.

fotos: Juaquin Hernandez Mena y Jesus Risquet Bueno